«Dominus prope este» (El Señor está cerca)

Introitus.   Gaudéte in Dómino semper: íterum dico, gaudete. Modéstia vestra nota sit ómnibus homínibus: Dóminus enim prope est. Nihil sollíciti sitis: sed in omni oratióne petitiónes vestrae innotéscant apud Deum.
Benedixísti, Domine, terram tuam: avertísti captivitatem Jacob.
Gloria Patri.
(Traducción al castellano)
Introito.  Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo; alegraos.
Vuestra modestia sea patente a todos los hombres, que el Señor está cerca.
Por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentadas a Dios vuestras peticiones.
Te has mostrado, Señor, benevolente con esta tierra tuya; has mejorado la suerte de Jacob.
Gloria al Padre. 

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:

«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! ».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:

“Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.

En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Palabra del Señor.

Gaudéte in Domino semper: íterum dico, gaudéte.

Gaudéte es el nombre que recibe el tercer domingo de Adviento en el calendario litúrgico cristiano.

Recibe ese nombre por la primera palabra en latín de la antífona de entrada, que dice: Gaudéte in Domino semper: íterum dico, gaudéte. (Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres). La antífona está tomada de la carta paulina a los filipenses ( Flp. 4, 4-5), que sigue diciendo Dominus prope este (el Señor está cerca).

Con ese término, se pretende animar al pueblo a continuar con alegría y esperanza la preparación para la Solemnidad de la Natividad del Señor.

El color litúrgico usado en las vestiduras del celebrante correspondiente a este domingo, es el rosado. No obstante, no es obligatorio el uso de este color, por lo que habitualmente (incluso por falta de vestimentas de este color) se continúa vistiendo el color general del Tiempo de Adviento, es decir, el color morado.

Liturgia para este domingo tercero de Adviento, Gaudete.

La liturgia, es el modo de como la Iglesia en su cabeza y en su cuerpo místico o miembros puede ponerse en contacto y comunicación con Dios, a través de gestos, palabras, ritos, acciones y así poder participar de la maravillosa gracia de Dios, santificarnos y entrar en esa vida íntima de Dios.

Otra definición más formal sería ésta: liturgia es el conjunto de signos y símbolos con los que la Iglesia rinde culto a Dios y se santifica. Todas las acciones litúrgicas: oración, sacramentos están dirigidas, por tanto, a dar culto a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo, y a la santificación de cada uno de los fieles que forman esta Iglesia de Cristo.

Este tiempo de Adviento, se originó como un ayuno de cuarenta días en preparación para la Natividad, comenzando el día después de la fiesta de San Martín (12 de noviembre), de aquí que a menudo se le llamara la “Cuaresma de San Martín” nombre por el que se le conocía en el siglo V. La introducción de dicho ayuno de Adviento se puede datar en esas fechas porque no hay evidencia de que se celebrase la Navidad el 25 de diciembre, antes de finales del siglo IV.

En el siglo IX, la duración del Adviento se redujo de cinco a cuatro semanas; la primera alusión a la temporada acortada se encontró en una carta del Papa San Nicolás I a los búlgaros, y hacia el siglo XII el ayuno había sido ya reemplazado por una simple abstinencia.

El Papa San Gregorio I el Magno, fue el primero en redactar un Oficio para el Adviento, y el Sacramentario Gregoriano es el primero que señala Misas propias para los domingos de Adviento. En ambos (Oficio y Misa) se hace ya indicación para cinco domingos, pero hacia el siglo X el número usual eran cuatro, aunque algunas iglesias de Francia, observaban cinco domingos también en el siglo XIII.

Sin embargo, a pesar de todas estas modificaciones, el Adviento conservó muchas de las características de los tiempos penitenciales lo que lo hacía como un equivalente de la Cuaresma, y correspondiendo el tercer domingo de Adviento, mitad de este tiempo litúrgico, una similitud con el “laetare” o domingo de mitad de la Cuaresma.

En éste, al igual que el citado domingo de “laetare”, se permitía usar el órgano y las flores, prohibidos durante el resto de la estación; se permitía el uso de vestimentas color rosa en lugar del púrpura o negro como anteriormente; el diácono y subdiácono reasumieron el uso de la dalmática y de la túnica en la Misa principal, y los cardenales usaban color rosa en lugar del púrpura. Todas estas marcas características han continuado usándose y son la disciplina actual de la Iglesia Latina.

El domingo de “gaudéte”, por lo tanto, hace un alto, como el domingo de “laetare”, a medio camino a través de una temporada que de otra manera es de carácter penitencial, y significa la cercanía de la venida del Señor.

De las “estaciones” que se celebran en Roma los cuatro domingos de Adviento, la de la basílica del Vaticano se le asigna el de este domingo “gaudéte”, siendo el más importante de los cuatro domingos.

Tanto en el Oficio como en la Misa a través del Adviento, se hace referencia continua a la segunda venida de nuestro Señor, y esto se enfatiza en el tercer domingo por medio de la adición de signos de felicidad y alegría permitidos para ese día. El domingo de “gaudéte” está marcado además por una nueva invitación, la Iglesia no invita ya a los fieles o laicos meramente a adorar “al Señor que va a venir”, sino que nos llama a un saludo de alegría porque “el Señor está cerca y al alcance de la mano”.

Las lecturas de la profecía de Isaías, describen la venida del Señor y las bendiciones que resultan de ella, y las antífonas de vísperas hacen eco de las promesas proféticas. Los constantes aleluyas enfatizan la alegría de la espera, que ocurren tanto en el Oficio como en la Misa a través de todo la temporada. En la Misa, el introito “Gaudéte in Domino temper” resalta la misma nota, y da su nombre al día. La epístola de nuevo nos incita a regocijarnos y nos urge a prepararnos para encontrarnos con el Salvador a través de oraciones, súplicas y acciones de gracia, mientras que el Evangelio, San Juan Bautista nos advierte que el Cordero de Dios está incluso ahora entre nosotros, aunque parezca que no le conocemos.

El espíritu del Oficio y de la liturgia a través de todo el Adviento es una espera y preparación para la Natividad o Navidad así como para la segunda venida de Cristo, y los ejercicios penitenciales, que han sido adecuados para ese espíritu, son suspendidos en el domingo de “gaudéte” para simbolizar la alegría y el regocijo por la redención prometida, que nunca deben estar ausentes del corazón de todos nosotros, los fieles.

Sólo queda decir y desear, “Feliz domingo Gaudéte”

ESTOY ALEGRE, SEÑOR ¡CÓMO NO ESTARLO!

ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Porque Tú vienes, y yo salgo a tu encuentro
Porque son muchos, los nubarrones en el cielo de mi vida
Porque Tú iluminas las noches más oscuras de la humanidad
Porque, con muy poco y contigo, nos alegras
Porque, tu presencia, es la mayor riqueza que uno puede tener

ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Porque, la Navidad, es oxígeno en medio de la asfixia
Porque, la Navidad, es el amor que se desborda
Porque, la Navidad, es regalo del cielo que se vende gratuitamente
Porque, la Navidad, se descubre con las tijeras de la fe

ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Porque la estrella la veo al fondo del horizonte del adviento
Porque mi corazón se hace pesebre para tu nacimiento
Porque mis ojos me dicen a quién adorar y ante quien no postrarme
Porque mi razón mi dicta qué caminos elegir para llegar hasta Ti

ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Si Tú, Señor, eres la Navidad
Si Tú, Señor, eres Navidad
Si Tú, Señor, eres adorno y estrella, dulce y mesa por Navidad
Si Tú, Señor, eres la mejor lotería para la salud del corazón

ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Tú, te lo digo ahora, eres la causa de mi felicidad
Tú, te lo decimos ahora, eres la fuente de tanta dicha
Tú, te lo decimos ahora, eres la razón de tanto regocijo
Tú, te lo gritamos ahora, eres el germen de la emoción que yo siento

Amén.

Javier Leoz Ventura

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